Sunday, June 25, 2006

Cerca de Karlsruhe nos fuimos a ver el partido de Italia a una cervecería recomendada por nuestros anfitriones, Vogel se llama, en dónde nos tomamos unas birritas artesanales alemanas sin filtro bastante buenas. Después de eso paseamos un poco por la ciudad en donde hay un castillo réplica de Versailles pero más chico. No fuimos al verdadero asique no les sabría decir que tanto se parece. A la noche nos dimos una pansada con un asado hecho por Oscar con salchichas alemanas, pollo, algún que otro bife, kartofelsalat y un poco de vinito. Con la panza llena y el corazón contento nos fuimos a dormir y reponer fuerzas. Ya al día siguiente nos fuimos, no sin antes aprobisionarnos con todo lo que pudimos. Después de unas horas de tráfico en la ruta me tiraron en Nürmberg en donde me quedé solo.
Durante la tarde pasée un poco por la ciudad, muy linda por cierto, me vi un partido sentado en la plaza con una cervecita y me fui a dormir relativamente temprano. No se para qué, al rato me despierto porque todo el cuarto se estremecía culpa de los ronquidos del que dormía en la cama de abajo... Estuve un par de horas pegandole con la almohada, moviendo la cama, intentando dormir hasta que no tuve otra opción que ponerme musica e intantar dormir así. Algo logré, y dormí hasta tarde.
Durante el día visité todo lo que habia por la ciudad, la muralla, el kaiserburg (castillo imperial), alguna que otra iglesia y me fui a la plaza a ver el partido de Alemania. No aguanté mucho bajo el sol calcinante y me fui a aprobechar del refill de McDonald's. Elemento clave. Junté fuerzas para ir a gritar en el partido contra Mexico (que partido de mierda, sufrí como un hdp).
Solo pude encontrar 2 argentinos en todo el lugar que estaba plagado de alemanes, holandeses y varios mexicanos (que muy descaradamente insultaban y hacían señas hacia nuestra zona). A pesar de ser pocos disfrutamos como miles el haber ganado y ver la cara de todos los alemanes que reflejaba el cagaso para el próximo partido, y la rabia de los mexicanos que antes insultaban.
Solo nuevamente divagué un rato por las calles intentando encontrar algo para hacer tiempo hasta las 3 de la mañana que salía mi tren hacia Saarbrücken.
Para mi sorpresa la gente que me veía con la camiseta albiceleste me preguntaba si en serio era argentino, hasta me llegaron a pedir el pasaporte. Hay tanto monigote disfrazado que ya nadie sabe quién es quién.
Al final me enganché con un par de Portugueses y un Iraní con la camiseta argentina y nos fuimos para un bar en donde me hicieron tomar una bebida blanca (no tengo ni idea qué era) que dentro de la botella tenía un cangrejo, si, un CANGREJO. Imaginense tomar alcohol con gusto a pescado, un asco. De todas formas al rato me fui porque se me hizo la hora.
Ya después de un buen rato de viaje arribé a lo de Gumhold a ver si puedo descansar un rato.
Auf Wiedersehen

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